El País
El caso de Kilmar Ábrego García, el migrante salvadoreño deportado por Estados Unidos a El Salvador a pesar de que una orden judicial prohibía su expulsión, es tan solo un botón de muestra de los horizontes que está dispuesta a alcanzar la política antimigratoria del Gobierno de Donald Trump y, a la par, el ofrecimiento del Gobierno de Nayib Bukele para que su Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), y otras cárceles, reciban a presuntos delincuentes o a migrantes deportados desde el país norteamericano, incluso sin que a estos se les haya comprobado algún delito.
Óscar Martínez, jefe de redacción de El Faro y Alejandro Domínguez, quien ha visitado el polémico CECOT de Bukele, conversan con Gabriela Warketin para un episodio especial de Al habla... un episodio tan doloroso como necesario.
Gabriela Warkentin conversa con Carlos del Río, profesor de la Universidad de Emory, sobre las implicaciones de los recortes a los fondos destinados a la investigación científica.
Que los mercados del mundo se estén yendo a pique siga siendo noticia en medio de la guerra comercial interpuesta por el gobierno de Donald Trump. Un solo hombre ha tenido el poder de descolocar al mundo entero, no solo en el plano comercial, sino en lo económico y geopolítico.En este episodio de Al habla… Gabriela Warkentin conversa con Enrique Quintana, director editorial del diario El Financiero sobre los aranceles, el momento que se vive en torno a la historia (ya se vivió una crisis de tarifas el siglo pasado), el papel de China en esta guerra comercial y las salidas posibles para varias naciones de este embrollo arancelario en el que Donald Trump ha entrampado a las naciones.
Gabriela Warkentin conversa con el escritor Federico Bonasso sobre la guerra cultural en México y sobre la idealización de la izquierda en el país.En medio del ruido en redes sociales por la subida arancelaria anunciada la víspera por el presidente estadounidense, Donald Trump, otros temas apremian. Llaman guerra cultural a lo que no es más que una batalla ideológica. Esa degeneración de la idea de la cultura como tal resulta un agravio que debería llevarnos a la reflexión y, de manera urgente, a que dejara de utilizarse la palabra con esa connotación contaminada de todo aquello que no representa. Estamos a tiempo de detener esta peligrosa perversión. Al menos, intentarlo.