Podium
En 'Arsenico Caviar' hemos hablado largo y tendido de nuestro odio al trabajo, pero jamás hemos puesto el foco en el espacio que hace nuestras vidas tan miserables: las oficinas, esos lugares hechos de pladur y tristeza, con luces blancas y plantitas artificiales, que casi parecían haberse extinguido con la pandemia y, sin embargo, han vuelto con fuerza. Casi con tanta fuerza como nuestra nueva temporada.
Un cuento de Navidad de Guillermo Alonso y Beatriz Serrano.
Hoy venimos a hablar de deporte, lo cuál es una cosa que me parece muy novedosa, porque es precisamente uno de los tres o cuatro temas que jamás me verás tocar en la vida real. Ojo, que nosotros queríamos hacer un programa diferente: queríamos hacer “Contra los hijos de p***”. Así, en general. Pero nuestras simpáticas jefas de Podium nos dijeron, con su sabiduría y sensatez, que mejor no.
Hay una diferencia fundamental entre la guapura y la belleza. Guapo se nace. Quien tiene la suerte de que le haya tocado la lotería de la genética tendrá la vida más fácil, casi solucionada. Bello, sin embargo, te haces. Y cuando luchas por hacerte bello, además de, con toda probabilidad, dejarte una pasta en la todopoderosa industria de la belleza y el bienestar, quizás también aprendas una valiosa lección: que la guapura es una catetada, la belleza es un don.