Durante la Unión Soviética, ningún club ruso ganó un título europeo. Lo lograron los georgianos del Dinamo de Tiblisi y los ucranianos del Dinamo de Kiev. Hubo que esperar hasta 2005 para que el CSKA de Moscú levantara la Copa de la UEFA, catorce años después de la disolución de la URSS. Y lo logró en Lisboa, ante un Sporting que jugaba en casa y que ya se sentía campeón.
El Slovan de Bratislava fue el único equipo de la antigua Checoslovaquia que ganó un título europeo. Lo logró en 1969, derrotando en la final de la Recopa a un Barcelona en el que brilló un joven Carles Rexach. Era la segunda final que el conjunto catalán perdía en Suiza en unos pocos años. El Slovan cerró así una temporada en la que, sorprendentemente, los conjuntos eslovacos estuvieron muy por encima de sus vecinos checos.
1974 fue un año mágico para el fútbol de la Alemania Oriental. El Magdeburgo se proclamó campeón de la Recopa y la selección nacional derrotó a su vecina occidental en un histórico partido en Hamburgo. El mítico Jürgen Sparwasser fue protagonista en ambos logros. El título continental del Magdeburgo fue especialmente sorprendente por varias razones: fue el único conquistado por un equipo de la RDA, y lo logró un club que no era tan dominante en los torneos nacionales como los de Berlín o Dresde; además, se produjo derrotando en la final a todo un clásico del fútbol europeo como el Milan.
Los éxitos que alcanzó dirigiendo al modesto Ipswich Town llevaron a Bobby Robson a la selección inglesa primero y al Fútbol Club Barcelona después. Especialmente reseñable fue la Copa de la UEFA de 1981, en la que derrotó al AZ Alkmaar en la final. El conjunto de East Anglia convirtió su estadio de Portman Road en un auténtico fortín, poniendo los cimientos de un récord que aún se mantiene y al que también ha contribuido el español Pablo Couñago.
El último club belga que ha levantado un título europeo no es ni el Anderlecht, ni el Brujas ni el Standard de Lieja. Es el Malinas, un modesto conjunto que vivió a finales de los ochenta una época gloriosa. En sus filas destacaba el israelí Ohana, pero también un Erwin Koeman que vivió un año muy especial derrotando a sus compatriotas del Ajax en la final de la Recopa y conquistando la Eurocopa con su selección a las pocas semanas.
Sólo dos equipos de la Unión Soviética ganaron un título europeo, y ninguno fue ruso. El más sorprendente, sin duda, fue el Dinamo Tbilisi georgiano, que protagonizó una de las finales más olvidadas de la historia: la que disputó en Düsseldorf contra el Carl Zeiss Jena de la Alemania Oriental. Aquel equipo contaba con futbolistas de gran talento cuyos nombres prácticamente no trascendieron al gran público de la Europa Occidental. Uno de ellos, Vitaly Daraselia, se convirtió en un icono tras fallecer en un accidente de coche sólo un año y medio después de anotar el gol de la victoria en la final de la Recopa.
El fútbol turco sólo ha podido celebrar un gran título europeo: la Copa de la UEFA que el Galatasaray le ganó al Arsenal en el año 2000. Coincidieron una generación maravillosa de talentos nacionales, que dos años después alcanzaría la tercera posición en el Mundial de Corea y Japón, y extranjeros reputados y con mucha experiencia como Gica Hagi, Popescu y Taffarell. Aquel equipo, ya sin Hakan Sukur ni el técnico Fatih Terim, pondría el broche a su gran aventura conquistando unos meses después la Supercopa contra el Real Madrid.
En 1966, Inglaterra se proclamó campeona del mundo. Tanto el capitán de aquel equipo como los dos goleadores de la final pertenecían al West Ham United. Esos tres futbolistas cerraban de esta manera una trilogía fantástica, ya que ganaron consecutivamente la FA Cup, la Recopa de Europa y la Copa del Mundo. Esa Recopa, la de 1965, sigue siendo el único título europeo del West Ham hasta la fecha.
Conquistar un gran título europeo supone alcanzar el reconocimiento internacional. En la actualidad, estas gestas están reservadas a los clubes más potentes del continente, que casi siempre proceden de los tres o cuatro campeonatos más fuertes. Sin embargo, en el pasado, algunos equipos que hoy han desaparecido del primer plano o que se encuentran muy lejos de la gloria lograron levantar una copa europea. Lo hicieron solo una vez. Fueron campeones insospechados. Y esta temporada, en Axel Road, queremos recordarlos. Con Axel Torres y Bruno Alemany.
Fueron campeones de Europa en 1979 y 1980. De la mano del mítico Brian Clough el Nottingham Forest hizo afición en los años 80 conquistando dos títulos continentales consecutivos. Durante 23 años ha estado fuera de la primera plana del fútbol británico. Pero han vuelto. Uno de los últimos clubes románticos. El Nottingham Forest es el protagonista del décimo y último episodio de la primera temporada de Axel Road. Con Axel Torres y Álvaro de Grado.