Podium
Antonio Costa es el Secretario General del Partido Socialista portugués. Fue la segunda opción más votada y se convirtió en Primer Ministro gracias al apoyo inédito de los comunistas y del Bloque. Un pacto de izquierdas en Portugal.
17 días después de las elecciones general, el Secretario General del PSOE viaja a ese país. Formalmente, en España, no han empezado todavía las negociaciones para la Investidura. El viaje, que incluye un encuentro con Antonio Costa, parece una declaración política: "Desde luego si algo ha quedado claro es que, cuando las fuerzas del cambio se unen, se multiplican los beneficios para la mayoría de los ciudadanos. El Gobierno de Antonio Costa es la mejor prueba de ello. Creo que el acierto portugués es el acuerdo de las fuerzas del cambio."
"Decimos no a la Gran Coalición entre el partido popular y el partido socialista. Y en el caso de que Mariano Rajoy fracase y no forme gobierno, diremos sí a una Gran Coalición de gobiernos, de un Gobierno con fuerzas progresistas".
Es verdad que no hubo escenario ni telón. Que no hubo actores profesionales. Pero no podría decirse que la legislatura más corta, la imprevisible, no tuviera teatro.Hubo función para acabar la legislatura. La tribuna del Congreso, donde se inviste a los presidentes y se corona a los reyes, se volvió un escenario. Los escaños, un graderío. En lugar de las taquígrafas, una orquesta. El Congreso, a punto ya de su disolución, celebró los 400 años de la muerte de Cervantes. Que los 350 escaños se convirtieran en un escenario fue la metáfora final de una legislatura televisada con mucho de representación.
Pedro Sánchez cumple los años el 29 de febrero. Nació en bisiesto. Hizo 44 la víspera de su primer discurso de investidura y lo celebró en Ferraz, en la sede de su partido, mientras ultimaba el texto con el que subiría a la tribuna del Congreso. Por primera vez, un candidato a la investidura designado por el rey iba a fracasar. "Como se dice en términos taurinos estoy como en capilla. Ahora mismo me pillas escribiendo algún dardo a Rajoy y tendiendo algún puente a Iglesias"."No hay una suma posible sólo con partidos de la misma ideología. Sencillamente, no suma. No da. Estamos obligados a mezclarnos y descubriremos que el mestizaje enriquece mientras la uniformidad empobrece". Sánchez llama al mestizaje pero nada se mueve. España asiste a una sesión de investidura consciente de que no habrá sorpresas. Se vota con el único efecto de que empiecen a contar los dos meses que marca la Constitución para que, si nadie pacta, se vuelva a votar. La ciudadanía, más interesada que otras veces en la Política, y a la vez más hastiada por ella, contempla un debate cuyo final ya sabe: "Votos emitidos: 350. Votos a favor del candidato: 131. Votos en contra: 219. Abstenciones: ninguna."
Una empleada del Congreso se planta en la puerta de uno de los salones del Parlamento. Los equipos de televisión quieren entrar a grabar el salón aunque dentro no haya nadie, no importa. Pero la empleada tiene instrucciones de que, por el momento, no se pueden tomar imágenes. Al poco podrán entrar y captarán, entonces, las banderas, la mesa, las sillas... Puede que sea la última imagen de una legislatura de imágenes. En ese salón dicen que van a darse la última oportunidad antes de que acabe definitivamente la función.Tres partidos se citan en el Congreso. El PSOE se pone en el centro de la mesa; en un lado, Ciudadanos; en otro, Podemos. Pablo Iglesias es el único líder de los tres partidos que participa en esa reunión. Como ha ocurrido en los meses recientes, se genera una grandísima expectación, aunque se presume ya el fracaso de esa negociación.