Podium
Rosa Peral y Pedro Rodríguez eran policías en Barcelona y pareja fuera del trabajo. Alber López también era de la Guardia Urbana. En el trabajo, era pareja de Rosa (binomio, les llaman); fuera del trabajo, también. Un secreto a voces. Lo habían sido mientras ella había estado casada con Rubén, un mosso de Escuadra, aunque entonces lo sabían todos. Ahora, que era novia de Pedro, estaban siendo más discretos. Pero la situación se volvió insostenible y decidieron asesinarlo. Alfonso Egea, veterano cronista de sucesos, es autor de "29 balas y una nota de amor", un libro en el que desgrana este complicado caso, lleno de mentiras y traiciones.
El descubrimiento de la huella genética en 1984 se lo puso realmente mal a los malos. Desde entonces, con una muestra minúscula de material genético es posible identificar, sin ningún género de dudas, a víctimas y victimarios. Han pasado menos de 40 años, pero lo que se puede hacer hoy en día mediante el adn suena a ciencia ficción. El doctor José Antonio Lorente Acosta, catedrático de Medicina Legal y Forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, nos lo cuenta.
David R. Vidal trabajó más de una década para el CNI y también prestó sus servicios como experto en inteligencia para la Policía Nacional, pero todo eso había quedado atrás cuando se topó con unos documentos que supo relevantes para la fiscalía anticorrupción y que vinculaban a José Manuel Villarejo con ciertos pagos injustificados y cuentas en Panamá. Su denuncia consiguió que detuvieran al excomisario, dando comienzo al mayor y más complejo proceso judicial en nuestro país.