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Este episodio narra una de las historias más olvidadas del conflicto entre Palestina e Israel. Unos actos que fueron calificados como “genocidio” por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas. Entre el 15 y el 18 de septiembre de 1982 en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, la población refugiada palestina fue masacrada a manos de la Falange Libanesa, un grupo político de derecha y perteneciente a la iglesia cristiana maronita, tras el asesinato del Presidente libanés Amin Gemayel.
Con la participación de la periodista Teresa Aranguren que estaba presente en Líbano durante la ocupación israelí de 1982 y varios supervivientes de la masacre que vivían en el campamento de Shatila en aquella época.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, hay 50.000 mujeres y niñas, pero también niños, que sufren casos de violencia de género entre la población refugiada palestina en Líbano, principalmente al norte y al sur de Beirut.A los problemas por ser mujer se le añade la condición de refugiadas. Hablamos con las activistas Ola Al Ali y Ghada Ahmad de cómo una ola feminista resiste y trabaja activamente para mejorar la situación de las mujeres refugiadas palestinas.
Cada vez más jóvenes en Líbano huyen del país, con un desempleo que se sitúa por encima del 25% sólo para los jóvenes libaneses, en un contexto de inestabilidad política, de amplios recortes por parte del Gobierno, donde los productos básicos se han convertido en un imposible y los cortes de luz, que llegan a durar varias horas al día, son el pan nuestro de cada día. Esta es la historia de Ibrahim Mansour y de Muhammad Bashir, pero podría ser la de muchos otros, que intentaron subir a una patera, cruzar el Mediterráneo y llegar a Europa buscando una vida mejor. Ellos no pudieron llegar a su destino, pero al menos viven para contarlo. El hijo de Ali Al Hasan aún sigue desaparecido en las profundidades del mar.DOBLAJES: Mario Panadero, Antonio Vico y Eva Aguado.
Según la ley libanesa los refugiados palestinos no tiene derecho a la ciudadanía. Sin ese derecho no les está permitido tener propiedades, heredarlas o se les imposibilita acceder a un contrato de trabajo. Esta situación afecta a los más de medio millón de refugiados palestinos que viven en el país que ven cómo de nada sirve su formación, sus estudios...Entrevistamos al joven Mohammad Alzarif en su pequeño puesto de comida en el campamento de refugiados de Mar Elías y al doctor Abed Chanaa.