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La guerra de Ucrania entra en una nueva fase, después de que Kiev haya lanzado misiles de largo alcance estadounidenses contra suelo ruso con el permiso de Joe Biden. Putin ha respondido con un decreto que le permitiría responder con armas nucleares a ataques como estos. La nueva fase consiste, de momento, en una escalada de declaraciones, aunque añade más incertidumbre y aumenta el temor a una escalada de otro tipo: armamentística. Europa afronta esta escalada con Rusia y se prepara para la llegada de Trump mientras no se pone de acuerdo para nombrar a su propio gobierno.
Teresa Ribera será vicepresidenta y comisaria europea con los votos del PP europeo, pese a los esfuerzos del PP español para que no lo fuera. Ribera será la número dos de Ursula von der Leyen porque anoche los tres grandes grupos políticos (conservadores, socialistas y liberales) sellaron en Bruselas el acuerdo que Feijóo ha intentado boicotear bajo el argumento de que fue Ribera -y no el president Carlos Mazón- la responsable de la mala gestión de la DANA en Valencia. A cambio del apoyo a Ribera, los socialdemócratas apoyarán a los comisarios elegidos por la ultraderecha de Meloni y Orbán, algo que habían dicho que no iban a hacer.
Esta noche se han cumplido 1.000 días desde aquella madrugada del 24 de febrero de 2022 en la que Rusia invadió Ucrania e hizo saltar por los aires la estabilidad de Europa y del mundo con una nueva guerra en suelo europeo. Desde entonces, 11.000 civiles han sido asesinados. El conflicto está estancado y los frentes apenas se mueven, aunque la guerra podría entrar en una "nueva era" por el permiso de EE.UU. a Ucrania para utilizar sus misiles de largo alcance en suelo ruso. Esta noche, el Ejecutivo de Putin ha llegado a anunciar un cambio en su doctrina nuclear.
Un informe del Ministerio de Seguridad Social cifra el coste de la discriminación racial en nuestro país: 17.000 millones, el 1,3% del PIB. Además, 20 días después de la DANA, Valencia sigue buscando a sus desaparecidos y achicando el barro en sus hogares, y Carlos Mazón, para resistir en el puesto, fía todo a la estrategia de arremeter contra Teresa Ribera. Una estrategia respaldada por la dirección del PP, aunque al precio de boicotear el pacto que conservadores y socialistas alcanzaron en Europa para que Ursula von der Leyen presida la Comisión Europea.
