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Es noticia que les adelanta esta mañana la Cadena SER: la jueza imputa al novio de Isabel Díaz Ayuso por corrupción y por administración desleal y lo cita a declarar el próximo 10 de abril. Mientras, en el pleno del Congreso aparecieron discrepancias entre los partidos de la izquierda por el aumento del gasto en Defensa. Además, las comunidades del PP rechazan el acuerdo entre el Gobierno y Junts para reubicar a los menores migrantes, si bien el partido en Canarias -donde gobierna en coalición- sí celebra el pacto.
Después de tantas amenazas, en teoría esta semana va a llegar la hora de la verdad. El miércoles será eso que Donald Trump ha llamado el día de la liberación y que se traduce en aranceles para todo el mundo, aunque vayan a remover la economía de todo el mundo y el mapa de las alianzas políticas de las últimas décadas. Además, en Madrid se reúnen los ministros de Exteriores del G5+ para hablar del futuro de Ucrania, el apoyo de la Unión Europea a Kiev y discutir el pan de rearme europeo. Y en Francia este lunes se conoce la sentencia que puede condenar a inhabilitación a la líder ultraderechista Marine Le Pen.
La ruptura de las negociaciones entre PSOE y Sumar por la tributación del SMI -tienen hasta las 18h de este viernes para llegar a un acuerdo- escenifica el último episodio de una semana de sufrimiento para el Gobierno, con la falta de acuerdo en Defensa y con los socios y la oposición pidiéndole a Pedro Sánchez que presente los presupuestos. El PSOE ha respondido que presentar los presupuestos sin apoyos sería perder el tiempo. Del exterior, Macron anunció tras la cumbre de líderes de los llamados "países voluntarios" que habrá tropas europeas en Ucrania cuando haya acuerdo de paz en el país para garantizarlo. El presidente francés no concretó qué países integrarán esa fuerza.
Del pleno que ayer vimos en el Congreso nos queda clara la idea de que será imposible en nuestro país -al menos por ahora- un gran acuerdo sobre el gasto militar, cuyo aumento o plazos, por cierto, Sánchez no concretó. Cada uno se mantiene en su posición mientras Donald Trump no deja de acelerar en todos los frentes que puede: ha llevado a Europa a plantearse un rearme inédito y da un nuevo empujón a su ofensiva de aranceles. Lo último son los aranceles a todos los coches que compren en Estados Unidos y que se hayan fabricado fuera.