Podium
Rodeadas por un muestrario abrillantado de Kens jesuitas y por dos Santa Teresas con coloretillos bien encendidos, en este episodio cumplimos el sueño de toda chica obsesionada con nuestros siglos más favoritos: grabar arropadas por el sosiego que solo puede darte un retablo barroco. En directo desde la Igrexa da Compañía de Santiago de Compostela, os invitamos a recorrer con nosotras los espacios más gentrificados del infierno, el fuego y el azufre más manoseados por predicadores y teólogos, un inframundo tantas veces cartografiado que se parece más a tus noches de insomnio sin orfidal que al espeluznante castigo eterno. Por suerte, desde la cama de Santa Liudivina hasta el Tratado del Infierno de Francesca Romana pasando, por supuesto, por el infierno mainstream que cinceló nuestra querida Santa Teresa, conseguimos convertir este paseo por el infierno en el cofre regalo con el que fantasea toda aventurera enclaustrada. Si no puedes vivir ni un segundo más sin saber cuánto pensaba Galileo que medía exactamente el brazo de Lucifer, si la vida se te hace imposible de sobrellevar sin sumergirte en la experiencia infernal 4D de los Ejercicios espirituales de San Ignacio, dale corriendo a play. Gracias infinitas al Área de Cultura de la Universidad de Santiago de Compostela por invitarnos y a Blackie Books por su Divina Comedia liberada.
Se nos ocurren pocos regalos navideños más golosos y embriagadores que este retablo de dolores y angustias: el relato de la vida de una aspirante a santa tan cuajada de polémica que, en palabras del jesuita con carita de brontosaurio Antonio Núñez de Miranda, “ha de pulsar de susto el corazón, y latir de sobresalto en el alma”. En este episodio novohispano hablamos de alguien con más fervor jesuita que nosotras, de alguien que se resistió a los arrumacos de los hombres con más empeño que una lesbiana estrella dorada, una mujer que viajó, padeció, soportó, y luego rozó con las yemas de los dedos el tick azul de la santidad. Acompañadnos, amigas, en este biopic mexicano sembrado de secuestros, milagros, Baby Jesus con apego evitativo, Baby Jesus acosadores, bilocaciones bélicas y, sobre todo, un aparatoso entramado jesuita e inquisitorial bajo el que intentaremos llegar a la auténtica voz de la inconmensurable, muy manoseada, y después olvidada, Catarina de San Juan. Igual que el Niño Dios se encaramaba desnudo y suplicante al regazo de Catarina susurrándole al oído “Catarina, vísteme”, así nosotras nos encaramamos zalameras al micrófono para implorar: “México, invítanos”. Si no puedes seguir respirando hasta saber por qué este año nuevo tienes que cambiar el manifesting por la profecía, y si te va la vida en contabilizar las veces en que Catarina salvó milagrosamente la vida en su Destino final barroco, dale corriendo a play.
En el cabecero de la cama que vigilaba el sueño de María Estuardo durante su larguísimo arresto domiciliario, María mandó pintar un retrato suyo “arrodillada ante la cruz y su corona y su cetro a sus pies y sus manos al cielo” y, sobre él, el lema “Angustiae Undique”. Que María decidiera recordar, cada día al amanecer, que su vida nunca había dejado de ser una odisea espinosa en la que solo había “PROBLEMAS POR TODAS PARTES” nos parece, sinceramente, lo mínimo. Animadas por la primorosa fanfiction operística que se estrena el 14 de diciembre en el Teatro Real de Madrid, en este episodio elucubramos, de la mano del compositor Gaetano Donizetti y del director de ópera David McVicar, sobre la enemistad femenina más icónica de la historia. Ni Kim Catrall y Sarah Jessica Parker, ni Joan Crawford y Bette Davis, ni Paris Hilton y Lindsay Lohan: Isabel I de Inglaterra y María Estuardo. Acompañadnos, amigas, por este reguero de posesiones inalienables, carísimos regalos, Pimpinelas belcantistas, la bochornosa condescendencia de los cronistas de nuestros siglos más favoritos, jovencitos perfecta y angelicalmente homosexuales, calvinistas mohosos y unos enternecedores gorros de dormir. Si queréis saber qué escritor del siglo XX tuvo el descaro de usar el sintagma “pelea entre gatas” para desmenuzar el conflicto más sonado del siglo XVI, dadle corriendo a play.
Cuando el presente se ensombrece hasta encapotarnos el espíritu sin remedio, existe un recoveco diminuto, derrochón y estrafalario del barroco al que acudimos con desconsolado afán escapista: el Potosí en cantimploras, el Aranjuez en flores, el Oriente en olores y la gran magnirrotura que fue la visita a Madrid del príncipe de Gales en 1623. Acompáñanos en este episodio en el que intentamos aliviarte la zozobra llevándote de la mano por un Madrid más iluminado que las navidades de Vigo, invadido por hooligans diplomáticos, poblado por elefantes, linces y avestruces: un fracaso político de dimensiones inigualables, pero también un absoluto triunfo estético, un delirio festivo. Del outfit check de pipiolos del primer encuentro entre Felipe IV y el príncipe de Gales al affaire entre la mujer del Conde-duque de Olivares y el duque de Buckingham, te contamos hasta el último detalle (y hasta el último ducado) del Tomorrowland madrileño de 1623 hasta llegar, por fin, a las celosías del convento para recuperar los calculados mimbres estratégicos del inigualable “complot de las Descalzas” y del chantaje lacrimógeno de Mariana de San José desde el convento de la Encarnación. Si no puedes vivir un día más sin saber cómo un puñado de monjas logró desbaratar el enlace entre la infanta María Ana de Austria y el protestante mohoso del príncipe de Gales, y si te va la vida en descubrir y almacenar en tu cabeza para siempre el número exacto de platos que el conde de Monterrey sirvió en el banquete que ofreció en su palacio el 2 de abril de 1623, dale corriendo a play.