Podium
Ahora me dejen tranquilo.Ahora se acostumbren sin mí.Yo voy a cerrar los ojosY sólo quiero cinco cosas,cinco raices preferidas.Una es el amor sin fin.Lo segundo es ver el otoño. No puedo ser sin que las hojas vuelen y vuelvan a la tierra.Lo tercero es el grave invierno, la lluvia que amé, la caricia del fuego en el frío silvestre.En cuarto lugar el verano redondo como una sandía.La quinta cosa son tus ojos, Matilde mía, bienamada, no quiero dormir sin tus ojos, no quiero ser sin que me mires:yo cambio la primavera por que tú me sigas mirando.Amigos, eso es cuanto quiero. Es casi nada y casi todo.Ahora si quieren se vayan.He vivido tanto que un día tendrán que olvidarme por fuerza, borrándome de la pizarra:mi corazón fue interminable.Pero porque pido silencio no crean que voy a morirme:me pasa todo lo contrario:sucede que voy a vivirme.Sucede que soy y que sigo.No será, pues, sino que adentro de mí crecerán cereales, primero los granos que rompen la tierra para ver la luz, pero la madre tierra es oscura:y dentro de mí soy oscuro:soy como un pozo en cuyas aguas la noche deja sus estrellas y sigue sola por el campo.Se trata de que tanto he vivido que quiero vivir otro tanto.Nunca me sentí tan sonoro,
Dame la mano y danzaremos;dame la mano y me amarás.Como una sola flor seremos,como una flor, y nada más...El mismo verso cantaremos,al mismo paso bailarás.Como una espiga ondularemos,como una espiga, y nada más.Te llamas Rosa y yo Esperanza;pero tu nombre olvidarás,porque seremos una danzaen la colina, y nada más...
¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey! Este verde campo es tuyo. ¿De quién más podría ser? Las oleadas de la alfalfa para ti se han de mecer. Este valle es todo tuyo. ¿De quién más podría ser? Para que los disfrutemos los pomares se hacen miel. (¡Ay! ¡No es cierto que tiritas como el Niño de Belén y que el seno de tu madre se secó de padecer!) El cordero está espesando el vellón que he de tejer. Y son tuyas las majadas, ¿De quién más podrían ser? Y la leche del establo que en la ubre ha de correr, y el manojo de las mieses ¿de quién más podrían ser? (¡Ay! ¡No es cierto que tiritas como el Niño de Belén y que el seno de tu madre se secó de padecer!) ¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey!