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Esta semana vamos a hacer un Sofá Sonoro diferente, un programa para hablar de egos, de finales y de separaciones. En este episodio lo que vamos a escuchar son esos discos que las estrellas grabaron cuando estaban hartas de sus bandas, cuando se habían quedado solas o cuando estaban aburridas. Hay mil casos diferentes, pero todos tienen algo en común: la firma en la portada del disco ya no es la de un grupo.
En este episodio rendimos tributo a los Rolling Stones porque grabar un disco 60 años después del debut de tu banda es algo único y también mágico y hermoso. Sin embargo, los Stones, en concreto Jagger y Richards, llevan décadas enfrentados y en parte por el intento de Mick de hacer carrera en solitario, algo que Keith nunca vio bien. Ese caso se ha ido replicando a lo largo de la historia una y mil veces y ha sido el motivo de separación de decenas de grupos.
Con esta excusa vamos a ver los proyectos en solitario de músicos de los Beatles, Blur, Oasis, Roxy Music, Wilco o Dire Strait. Pero también de Destiny's Child, The Cranberries, Police o The Band. Cada caso es diferente, pero también tiene cosas en común y nos sirve para escuchar esos discos y conocer esas historias. Historias de egos, a veces de traición, pero también hay casos de aburrimiento o de soledad. Un programa diferente para disfrutar de la mejor música.
Con 22 años los chicos de Green Day tenían tantas cosas a sus espaldas que ya estaban cansados de su escena, de su sonido e incluso de la propia vida. En 1993 el grupo se propuso de un giro y un salto al vacío... y ese salto acabó en una conquista mundial unos meses después, ya en 1994, cuando Dookie salió a las calles.Tras el éxito de Dookie, Green Day se convirtió en la gran esperanza de la industria musical tras la muerte prematura de Kurt Cobain que en abril de aquel 19994 se pegó un tiro dejando un panorama extraño en el grounge, esa música que había trasformado la escena musical de comienzos de la década. Green Day no tuvo problemas en asumir su rol y dar un paso al frente con actitud y tomando riesgos.Esta semana celebrados el aniversario de esta joya noventera de la mano del periodista David Moreu y con los reportajes de Lucía Taboada.Todos los episodios de Sofá Sonoro dedicados a discos de los 90.
El final de los Beatles marcó el final de una era y de un sueño, pero fue también el comienzo de una nueva etapa para sus músicos, una nueva vida con mucha incertidumbre, dudas y también expectativas. El mismo año en el que llegó el disco final de la banda sus cuatro miembros coincidieron en las tiendas con sus primeras entregas en solitario. Quien peor lo pasó en esos años fue Paul McCartney, quizá porque era el que más interés tenía en seguir con sus amigos, en seguir siendo un Beatle. Puede que por ello Paul no tardase en volver a montar una banda.Junto a Wings, Paul volvió a volar, a sentirse en comunidad. Con ellos editó siete discos de estudio durante una década, cuando Paul ya se sintió listo para seguir solo en la música.En 1973, Paul estaba repleto de confianza tras volver al número 1 con My Love, pero siente que tiene que dar un golpe encima de la mesa, que tiene que sacar ese disco redondo al que nadie le pueda poner un pero. Para preparar ese disco el músico le pidió a EMI un listado de los estudios de grabación que tenían disponibles y subrayó uno. Paul McCartney decidió grabar Band On The Run en Lagos, Nigeria.El experimento africano de Paul tuvo grandes resultados, pero fue una odisea. Antes de salir de Inglaterra dos de sus músicos dejaron la banda. Cuando llegaron a Nigeria descubrieron que su plan de sol y playa no era muy factible en pleno monzón. Para colmo, Fela Kuti, la gran estrella del afrobeat los acusó de robar la música africana. También les robaron a punta de pistola y Paul sufrió un colapso que apuntaba a infarto. Un buen balance de unas semanas intensas que dieron como resultado un disco intenso y con una historia fascinante que vamos a recorrer de la mano de Fernando Neira y Lucía Taboada.
Hay canciones que son parte de tu vida, de tu historia, incluso de tu relato. Frases que narran historias, que dicen verdades y cuentan mentiras. Canciones que tienen frases que hemos gritado, llorado y a veces, también cantado. Muchas de esas frases, en castellano, tienen como autor a Joaquín Sabina, muchas de ellas las escribió Joaquín para 19 días y 500 noches, un disco hermoso, redondo y con sabor a despedida.En 1999 parecía que el mundo se iba a acabar, la gente hablaba con miedo del efecto 2000, del fin del siglo, de las últimas horas del milenio. En ese contexto, o quizás ajeno a todo ello, Joaquín Sabina entró a un estudio de grabación con la obsesión eterna de escribir la canción más hermosa del mundo. Quizá no le salió, pero sí consiguió acabar el mejor disco de su carrera. El músico más canalla, golfo y callejero se acercaba a los malditos 50 y con el peso de su propia historia acuestas grabó un disco que es parte de la historia de la música en castellano y que lo consolidó como uno de los mejores compositores españoles.La historia de este disco comienza tras la fallida alianza con Fito Páez y termina con Sabina dejando las drogas tras la intensa gira que siguió al lanzamiento del álbum. Para este disco Joaquín se hizo acompañar de Alejo Stivel y dio un paso al frente mostrando su voz desnuda, sin adornos. Arenosa y a cara de perro para cantar al olvido, a la melancolía, a la derrota y al amor tóxico.Un cuarto de siglo después ese disco se ha mostrado como la cima de Sabina, con un álbum con personalidad propia que envejece con estilo, sin perder un ápice de fuerza. Por todo ello, y porque era una deuda eterna, esta semana invitamos a Juan Puchades, director de Cuadernos Efe Efe y autor de un tremendo libro sobre esta joya, a recordar el contexto, las anécdotas y las canciones de este disco.