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Astral Weeks, el segundo disco de Van Morrison es una de grandes obras maestras de la música. Una religión para músicos como Bruce Springsteen. Un disco marcado por la mafia, la presión extrema y la seguridad de un chico de Belfast de 22 años que estaba convencido en las canciones que quería hacer, aunque nadie las quisiera escuchar.
Cuando Van Morrison llegó al número 1 cantando Brown Eye Girl parecía que el viento soplaba a su favor, todo lo que pasó en los siguientes meses fueron golpes y más golpes. Muertes, demandas, negociaciones con matones, intentos de deportación, una boda fugaz y una huida a Boston para un nuevo comienzo. Tras esquivar mil obstáculos, Morrison terminó un disco que no gustó a nadie pero que es parte del maravilloso legado musical de los años sesenta.
La historia de Astral Weeks lo tiene todo y fue el primer trabajo del músico de Belfast para Warner, un sello que quería fichar a la nueva estrella del pop y que se llevó a casa un viejoven huraño y estraño que hacía canciones próximas al jazz y que nadie entendía.
Pero todos estos riesgos, miedos y obstáculos quedaron en nada con el paso del tiempo, cuando el disco de Morrison fue ganando peso y erigiéndose como un álbum mayúsculo, hermoso y poderoso, como una obra maestra de la música popular de los años sesenta. Esta semana invitamos al periodista Fernando Neira a recorrer esta joya de la música.
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Esta semana David Moreu nos trae al Sofá Sonoro 'King and Queen', el álbum que junto a las dos estrellas de Stax poco antes de la muerte de Otis Redding.Escucha el programa dedicado a la actuación de Otis Redding en MontereyEscucha el programa dedicado a los duetos de Tammi Terrell y Marvin Gaye
Un programa especial de versiones, discos tributo y homenajes musicales.PLAYLIST | Todas las canciones del programahttps://open.spotify.com/playlist/4mqPiUWhUj7iOIhKkvSP8v?si=6a7e36f2f33540d1
Entre 1956 y 1964, Ella Fitzgerald editó una serie de ocho discos que rindieron tributo a los hombres y mujeres que habían dado forma a eso que se llamó El Gran Cancionero Americano, canciones de musicales de Broadway y de películas de Hollywood que formaron la banda sonora de la primera mitad del siglo XX. Aquel movimiento redimensionó la carrera de Fitzgerald tras sus años en Decca y fue su gran legado como artista. Esos cancioneros o Songbooks rindieron tributo a Cole Porter, Duke Ellington, Irving Berlin o los hermanos George e Ira Gerswin y asentaron su obra y legado entre los amantes del jazz convirtiendo sus composiciones en algo atemporal y eterno. Esta semana recorremos esos discos de la mano del periodista Manuel Recio y con los reportajes de Lucía Taboada.