Aquél que ha decidido convertirse en migrante, o aquél que ha tomado la decisión de salir de su país y buscar nuevos horizontes, merece todo el reconocimiento, apoyo y admiración.Sin embargo, también resulta necesario encumbrar y reconocer a todos esos venezolanos y venezolanas que cuando tuvieron la oportunidad de irse de su país, decidieron no hacerlo: ya fuera porque se encontraban atados al cuidado de un familiar cercano, que no podían dejar solo, porque no contaban con los medios para hacerlo, o porque consiguieron montar algún tipo de negocio o actividad que les permite librar la crisis humanitaria.
En el periplo de los venezolanos que deciden abandonar su país debido a la crisis humanitaria, algunas ciudades son destinos finales, mientras que otras son escalas necesarias donde resulta necesario detenerse para recargar las energías.
En más de una ocasión, la música ha sensibilizado y divulgado grandes crisis humanitarias. En el caso de Venezuela, la historia se repitió y permitió entonar a través de las canciones el ánimo de libertad y supervivencia del pueblo venezolano.
En cuanto una persona abandona su país por una crisis humanitaria, adquiere inmediatamente una nueva profesión: la de migrante.
En tiempos de regímenes dictatoriales, el periodismo es una luz que rescata la esperanza, y por lo tanto la libertad. Y por esto mismo, ejercerlo éticamente implica hostigamientos y torturas psicológicas. Cuando el periodismo se hace bien, recibe la amenaza del poder, y cuántas veces hemos podido comprobar esto con la realidad venezolana.
Las historias de migrantes en situaciones límites ejemplifican que del desespero también surgen las vidas ejemplares. Jorge Palma y su esposa atravesaron Colombia, desde Cúcuta hasta Rumichaca, en la frontera con Ecuador, para conseguir la Carta Andina. Se trata de un documento indispensable para cruzar la frontera. Fueron capaces de atravesar los 1331 kilómetros que separan ambos lugares (en línea recta), pero al llegar al puente internacional de Rumichaca, una traba burocrática les impidió el acceso.
En este episodio de Venezuela, huir o morir, Diana Calderón y Vicente Moros hablan sobre el papel de las redes sociales en el marco de la migración venezolana, acompañados por periodistas y emprendedores como Mauricio Jaramillo, el cual reflexiona sobre las redes como espacio de desafío contra el poder.En un contexto de migración forzada, las redes sociales pueden ser fundamentales. Por un lado, permiten mantener el contacto entre aquellos que han partido y los que se han quedado y, por el otro, pueden constituir armas cruciales contra la censura y control de la información del régimen.
La migración venezolana hacia Colombia y hacia otros países de América Latina es una historia de destierro y sueños, es la historia de miles de hombres y mujeres que lo dejaron todo en una patria que ahora desconocen.En este capítulo Diana Calderón y Vicente Moros les contarán sobre los creadores, los artistas venezolanos que dejaron su país y encontraron otra manera de resistencia.
La migración venezolana, una historia de destierro y de sueños narrada gracias a los testimonios de personas que lograron huir a pie del hambre y de la miseria, recorriendo distancias ingentes y enfrentándose a numerosos peligros, ríos crecidos enfurecidos, hipotermias por temperaturas glaciales, agresiones, muertes, paramilitares...
La migración venezolana hacia Colombia y hacia otros países de América Latina es una historia de destierro y sueños. Es la historia de miles de hombres y mujeres que lo dejaron todo en una patria que ahora desconocen.En este capítulo, Diana Calderón y Vicente Moros les contarán sobre las mujeres venezolanas que decidieron jugarse la vida en el camino para salvar la de sus hijos por nacer.