La raíz es la desconfianza

Podium

En este episodio del podcast de Yo debería ser flaca, converso sobre una claridad reciente que he tenido pertinente a mi salud mental: ninguna de mis luchas están desunidas una de las otras. Esto importa porque si las entiendo como vinculadas, implicará que tienen elementos comunes e incluso una misma raíz. Voy entendiendo que esta raíz es la (des)confianza, la cual muchas mujeres absorbemos de la cultura y se torna una lucha con la comida, el cuerpo o la ansiedad.

Más episodios

Regular el sistema nervioso: una educación esencial

En este episodio del podcast de Yo debería ser flaca hablo sobre aprender a trabajar con el sistema nervioso. Esta educación esencial no la recibimos de pequeños y, consecuentemente, muchos de nosotros aprendemos a intervenir en nuestro sistema nervioso cuando ya hemos tocado un límite de cansancio extremo, burnout o somatización de algún estilo.La buena noticia es que nuestro sistema nervioso es plástico, y puede aprender nuevas formas si practicamos cotidianamente. Aprendemos a equilibrarnos, ya sea para activarnos o calmarnos, lo cual fortalece la resiliencia emocional y física.

La rendición me devolvió la vida

En este episodio del podcast Yo debería ser flaca, converso con Marcela Arango sobre el poder de la rendición: esa entrega inevitable a la que la vida nos llama cuando atravesamos procesos difíciles o enfrentamos cambios inesperados.En esta íntima y honesta conversación, Marcela comparte su camino de reconciliación con la comida y su cuerpo, un proceso desafiante pero transformador. Aceptar su vulnerabilidad le permitió descubrir que su valor no está en su apariencia, sino en la esencia de quien realmente es.Ella no es la forma de su cuerpo.Ella es el misterio de la vida.

Las prácticas que sí mejoran la imagen corporal

En este episodio del podcast Yo debería ser flaca, profundizo en una idea que ya he compartido antes, pero que sigue siendo fundamental para todas las mujeres que desean reconstruir su imagen corporal desde una perspectiva más amable. Exploramos la relación con nuestro cuerpo desde el respeto y la apreciación, caminos mucho más efectivos para aprender a mirarnos con mayor aceptación. Dejamos de lado la noción de belleza, porque no la necesitamos, y nos centramos en las prácticas que nos permiten ver nuestro cuerpo por lo que realmente es: la relación más duradera, entrañable e íntima que tendremos a lo largo de nuestra vida.